Arte (Bruno)

Entré en la galería de arte de Gales, adoraba la cultura de los siglos anteriores y mas cuando me inspiraban tanto como aquellos cuadros que adornaban las paredes de la estancia en la que me encontraba.
Hoy, era un día como otro cualquiera, había decidido dejar los problemas por un par de horas, no es que esta situación me superase, era simplemente que necesitaba respirar un ambiente mas o menos neutral.

Camine por las paredes de la galería, me quede quieta un cuadro había llamado mi atención, era un cuadro simple pero de una belleza extraña, sonreí como absorta por la imagen. Podía observar un mar inmenso y con un oleaje tan bravo que casi visto desde fuera parecía que llamaba a la lucha y desafiaba a todos los que osasen penetrarse en sus aguas.

Y allí me encontraba, quieta absorta en ese mal con el que tanto me identificaba, pasando los minutos que s eme hacían horas

Estaba tan absorta, con la vista fija en el cuadro que cuando escuche "su voz" me sobresalté. No me podía creer que "él" estuviese allí, desde la batalla con el bando de la oscuridad no lo había vuelto a ver. Yo ya me había encontrado otras veces con Bruno, pero siempre que lo había encontrado el tenía prisa o simplemente estaba demasiado misterioso como para responder todas las preguntas que tenía y tengo guardadas para el. Eso era algo que me desesperaba del unicornio, que aparecía cuando menos te lo esperabas y se iba sin dejarte nada claro, y supuse que esta vez no sería distinta.

-¿Y de verdad crees tu que yo permitiría que uno de "esos" seres me lleve al borde de la muerte, unicornio?.-dije con un tono algo distante, no quería mostrarme impaciente por hablar con él, eso casi siempre me conducía a que el huyese.-En que poca estima tienes las habilidades de la sirenas, Bruno.-concluí volviéndome al final hacía el. Lo mire un breve instante, como recordaba seguía teniendo esos ojos tan brujos que daban a entrever que no pasaba nada en el mundo. Ladee la cabeza y lo miré.
-Me siento ofendida.-dije con tranquilidad cruzándome de brazos y alzando las cejas mientras le observaba.

Le di la espalda, estaba haciéndolo otra vez, mirándome fijamente a los ojos, para saber que era lo que ocultaban mis pensamientos, odiaba eso de los unicornios.
-No claves en mi tu mirada, unicornio.-dije intentando fijarme en los cuadros.-odio cuando lo haces.-Chasquee la lengua molesta.
¿Que hago ahora?, a lo mejor tenía prisa y se tenía que ir pronto, lo cual me ahorraba el martirio de no poder mirarle, cosa que no podía evitar a veces, el tenia esos ojos tan extraños.
-Y yo no estoy dolida por nada, Bruno.-le dije en voz baja aunque estaba segura de que lo había oído.-simplemente no entiendo por que lo haces...-concluí al final con un deje furioso en la voz que suprimí al instante.

Cruce los brazos molesta, al final lo había conseguido, había sacado a relucir el tema principal.

Alce la vista hacia el cuadro que tenía enfrente era un bosque oscuro, siniestro y tétrico, sin embargo al fondo había una luz tenue, casi no se percibía pero estaba allí.
"Aunque nos rodee la oscuridad, siempre habrá una luz que nos indique la salida"pensé para mi. Me volví hacia Bruno, mi semblante era serio, sus palabras no me sorprendieron en absoluto, sabía cual era su postura y que no iba cambiar de opinión.

-Me duele tanto que estés en medio de esto, Bruno.-dije agachando la cabeza, yo lo apreciaba y sabía cual era su responsabilidad, por eso llevaba demasiado tiempo pensando en la manera de poder disuadirle de su postura.

Era una pena que tuviera que estar relacionada con un conflicto tan antiguo, ambos bandos luchaban por unos credenciales, y ambos creíamos que eran los mejores para el mundo. Pero por desgracia no nos pondríamos de acuerdo en nada y si la única solución que nos quedaba era matar, que así fuera.

-En esta guerra veras a mucha gente morir, incluso puede que alguno de nosotros, los lideres caigamos en el intento...espero que te merezca la pena ser tan insistente.-le dije apenada volviendo a mirarle, se había acercado mas y notaba la presión de sus ojos.-si la única forma de ganar es morir, que así sea.-le dije mirándole con un profundo dolor no expresado en ningún momento en mi semblante.

Ladee la cabeza con cada una de sus palabras, era el punto de vista de alguien neutral, tan solo miraba por sus intereses y no intentaba ponerse en la piel de los que le rodeaban.
-¿Acaso crees que a mi me gusta que mis hermanas mueran, Bruno?, ¿Crees que disfruto manchándome las manos de sangre enemiga?.-le contesté molesta por sus palabras, ¿como osaba pensar que me movía la ambición?, en mi vida me e dejado llevar por nada que fuese mi instinto, es mas aborrecía el poder que tenía entre mis manos, el cargo tan pesado que llevaba.

Solté un bufido de indignación. Quizás muchos de los que estuviesen en esta guerra buscaban el control absoluto de todos los dominios de cada raza, pero yo no quería que mi bando se hiciese con el control de el bando de la oscuridad, tan solo quería que dejasen a mi hermanos y hermanas en paz.

-Yo ataco si tocan lo que es mio...y mi raza esta por encima de cualquier estúpido deseo que tengan las distintas razas de dominar los terrenos.-le dije con furia en los ojos.-por mi parte solo estoy en esto para evitar las muertes de mi raza, y acepte solo porque si no lo hacía acabarían dominando y matando a quien molestase.-concluí con un tono algo apagado. No era plato de buen gusto que Bruno pensase eso de ella y ni mucho que al hablar generalizase de tal forma, en esta guerra muchos estábamos porque no nos quedaba mas remedio.

Me encogí de hombre con indiferencia, si el no rea demasido hombre para intentar ver las cosas desde distintos puntos de vista, quizas era ridiculo pensar que alguien como el pudiera obstentar a su cargo.
Me di al vuelta camine junto a los cuadros, mi conversación con el había sido como todos las de siempre aburrida y frustante por no saber estar a la altura de las circunstancias.

Su mirada tan superior lo hace demasiado arrogante para ser un "ser" tan pacifico. Sonreí burlona mientras observa un cuadro muy hermoso de un cielo rojo.
Bruno podría pensar lo que quisiera, incluso que todos eramos una especie tan obsesionada con el poder que estábamos descompuesto, pero el caso era que, aunque no todos eramos así y por tanto Bruno nos trataba como si nuestro cargo nos viniese grande, nos había sido asignado por algo y había madurado con el, convirtiéndonos el lo que eramos ahora.
"Es insoportable ver a un ser como el, tan hermoso, con esos pensamientos tan simples"pensé moviendo la cabeza con desaprobación. Si tenia esos pensamientos a saber lo que pensaba de cada uno de nosotros bajo esa arrogancia tan humana.

Suspire sin darle mas la vuelta a toda su conversación con Bruno, simplemente no merecía la pena.