Destino [Marco]

Aparecí en el agua casi como un reflejo con mi pelo rubio mojado sobre mi espalda, estaba en la playa Barra Vieja, perteneciente a los dragones, había quedado allí con Marco esperaba verlo para hablar con el sobre los últimos acontecimientos, la cosa no pintaba bien.
Salí del agua y tome mi forma humana, me situé justo en la orilla de la playa esperando a ver alguna figura en el cielo o por la playa caminando hacia aquí. Sin embargo, parecía que Marco estaba hoy ocupado, como era normal en cada líder en estos tiempos. Suspire y cerré los ojos hacia mucho tiempo que no estaba en ese estado, sola, sin nadie a mi alrededor expresando sus dudas y temores.

La silueta de lo que parecía ser un hombre de complexión fornida y elevada estatura se presentó en base a tranquilos pasos por las frías pero tranquilas arenas de la playa. Las aguas, cristalinas, reflejaban con total fidelidad el estado de paz en el cual se encontraba sumido el líder de los dragones, aquella existencia parecía ser extremadamente calmada y despreocupada pese a los acontecimientos que se estaban desarrollando por las distintas zonas del mundo. Y había sido por eso que había podido quedar con Amelia Fly, la bella líder de las sirenas. La buscó con la mirada por las extensas arenas de la playa más sus ojos no lograban a atinar donde se encontraba la joven. - ¿Dónde estará? - se preguntó a si mismo en voz alta.

Gire mi vista, había notado su presencia pero al parecer el no había notado la mía, sonreí y me levante y comencé a caminar hacia el.
Cuando llegue hacia el me cruce de brazos.
-Vaya, parece que has perdido facultades, ¿no sabes identificar ni a una sirena?.-dije en broma, me di la vuelta y le mire.-Vamos, caminemos y charlemos.-le dije comenzando a caminar hacia el norte de la playa, era larga y tenia varios metros de anchos, no era como la Playa Mondy pero era bastante hermosa.
-Marco, ¿que vamos a hacer?.-pregunte con una preocupación repentina.

Marco se encogió ligeramente de hombros, restándole importancia al asunto. - La edad - dijo, a modo de broma, para luego hacer caso omiso de las palabras de la hermosa joven. Empezó a caminar junto a Amelia, escuchando sus siguientes palabras. Le tomó algo por sorpresa tal pregunta, ni él mismo lo había pensado. - No pensar en ello y enfrentarlo cuando llegue el momento - respondió mientras la miraba al tiempo que esbozaba una sonrisa tranquilizadora. Y, tras decir aquellas palabras y dedicarle aquel pequeño gesto facial a la hermosa sirena, el líder de los dragones suspiró con profundidad.

Me volví hacia el y le dirigí una mirada llena de ira contenida.
-Pues eso es precisamente todo lo que mi raza no va hacer Marco, la verdad ya se que eso sería lo mas lógico pero no me gusta conformarme y a veces mis entrañas me dicen que ataquemos ya, cuanto antes.-le dije respirando con dificultad, otra vez mi lado mas oscuro había vencido ala tranquilidad que me caracterizaba, no era algo de lo que me avergonzase, de hecho me era muy útil en las luchas, pero no me gustaba mostrarlo a la ligera.

-Disculpa Marco, no debía haberme puesto así contigo.-le dije ya calmada, le sonreí y seguí caminando intentado olvidar ese pequeño instante de ira.

Marco se acercó hasta la líder de las Sirenas, sabía que aquella situación no era nada fácil de asimilar o soportar, incluso para los líderes de las distintas razas que se extendían por aquel basto mundo lleno de verde y azul. Se acercó ligeramente a ella, con una sonrisa amable en el rostro, para apartarle un par de mechones de la frente. - No te preocupes, se que las cosas no son como tienen que ser - respondió con un tono de voz un tanto serio pero sin abandonar aquel deje de amabilidad que le había caracterizado durante toda la conversación.

Y es que, para Marco, el tiempo poseía un concepto distinto para el de otras razas. Podía decir de gozar del dudoso honor de ser uno de los seres más veteranos de aquellas tierras pese a no aparentarlo. Había nacido hace eones, la longeva vida de los dragones le había permitido aguantar el paso de los siglos de forma estoica. - Pero no debemos perder la calma - agregó segundos después.

Le sonrei, no sabia como lo hacia pero siempre lograba tranquilizarme.
-Por suerte para ellos tengo la calma de sobra como para no matarlos en seguida.-dije burlona, le tome del brazo.-vamos enseñame tu hermosa playa, tu la conoces mejor que yo.-dije mas animada, Marcos sabía como era yo y los de mi raza, el control que teníamos sobre nuestro elemento, el agua y como nuestros poderes iban ligados a nuestras emociones, por eso a veces me costaba tanto aplacar a mi gente.
-Esto cada vez resulta mas dificil, ¿verdad?.-no era un pregunta era mas bien una confirmación.

Marco esgrimió una pequeña sonrisa ante las palabras de la Sirena, no le faltaba razón en sus palabras. Bajo la piel de aquella hermosa joven se podría encontrar a una adversaria temible, el dragón no podía evitar pensar en que tenía suerte de ser su aliado aunque, precisamente, no fuese esa la principal de las razones. Una vez ella le hubo tomado del brazo, el líder de los dragones no hizo ademán de apartarla. Es más, se acomodó ligeramente a ella para que ambos pudiesen caminar más tranquila y cómodamente.

- Será un placer enseñarte la playa - respondió con amabilidad. Le gustaba pasear y hablar con ella, le gustaba estar en su compañía. Y ambos continuaron paseando, Amelia volvió a tomar el turno de palabra, y Marco no supo bien que contestar. La situación era cada vez más compleja, si, de eso no cabía duda. Se limitó a asentir ligeramente, limitándose a disfrutar de la presencia de la joven.

Suspire agotada, normalmente no solía agotarme mucho pero mi viaje a Acapulco para acostumbrarme al desierto y el posterior viaje me había superado un poco.
Mire a Marco, pensando si contárselo o no, sabía que no aprobaría lo de mi viaje a su desierto pero el sabía mis propósitos.
-Marco...esta mañana he ido al desierto Luxor.-dije observando su reacción.-y antes de que me reproches nada te diré que lo hice para no estar en desventaja si el combate tuviera lugar allí, cosa que no podemos averiguar.-concluí de un golpe, sabía su respuesta pero me daba igual no habría pasado nada aunque me hubiese acompañado el, ademas mi obsesión por estar preparada en todo momento superaba cualquier otro pensamiento, y el lo sabía.

Me gire hacia el y me cruce de brazos esperando su reacción. Un pequeño viento soplo desde el sur y movió ligeramente mi cabello, el mar me reclamaba, pero eso podía esperar unos minutos mas.
Notaba como mis hermanos y hermanas me llamaban, quizás sonase un poco ridículo pero era así, agache la cabeza, intentando saber mas, percibir mas, pero estaba demasiado lejos de Sidney. Por lo general solía saber con exactitud lo que querían de mi, pero tan lejos solo llegaba a mi pequeños susurro.

-Me llaman.-dije en un susirro que estaba segura que Marcos oiria, aunque mas bien lo dije casi para mi, no podía evitar contarle todo a Marcos era mi confidente desde hacía mucho tiempo, habiamos luchados juntos en una batalla que sin duda no tenía ningun rumbo, y aqui estabamos con nuestros espiritus igual de puros que al principio de todo esto.

Marco a punto estuvo de reprocharle a Amelia lo imprudente de sus acciones, podría haber acabado realmente mal por culpa del sofocante calor que vivía día tras día, en todo momento, en aquel lugar de arena. El agua era un bien escaso y, para una Sirena, dicho bien era el más preciado y vital de todos. pero el dragón suspiró, tratando de calmarse, la conocía demasiado como para no saber como era. Si no hubiese hecho aquello, no habría estado tranquila. Y llegó a preocuparse, podría haberle pasado algo pero... por suerte, y para su gusto, estaba bien.

-No seas tan imprudente - dijo mientras le revolvía el pelo con su mano buena, con cariño. Estando en compañía de la Sirena no podía mostrarse más serio, no le salía. Se sentía bien en su compañía. Fue por eso que, cuando escuchó que la llamaban, sintió cierta pena ante la idea de que tenía que marcharse. Pero no había otra, como líderes que eran tenían sus obligaciones...

Puse cara de molesta. No me gustaba que me tratase como a una niña chica, retire su mano.
-No me trates como si tuviese 6 años Marco, no eres mucho mayor que yo solo unos cuantos isglos.-dije dándome la vuelta.

Si era cierto me estaban llamando, pero podían esperar si fuese grave ya habría venido Emma a buscarme, aunque últimamente no la veía mucho por los múltiples problemas que estábamos teniendo con los tritones.
-¿Has vuelto a ver al unicornio desde la pelea?.-le pregunté curiosa, era obvio que nadie parecía saber donde estaba el unicornio desde que interrumpió nuestra lucha.
Era un ser extraño y curioso que me intrigaba mas de lo que debía, porque ¿que clase de ser hace una lucha se paralice con tan solo una mirada?.

Marco la miró divertido aunque algo preocupado, no quería que Amelia se enfadase con él por aquel pequeño gesto. Se disculpó con la mirada justo antes de que la sirena volviese a hablar, comentándolo sobre el unicornio, sobre si lo había visto. - No, no lo he vuelto a ver - comentó el dragón mientras miraba a Amelia. La verdad es que los recuerdos de aquel combate se enturbiaron desde la llegada de aquel corcel blanco que poseía un cuerno en la "frente". Había sido realmente extraño, no terminaba de explicarse como podía haber pasado algo así por una mera presencia.

- Aquello fue muy... extraño - dijo Marco mientras miraba a Amelia. Y es que así era, la entrada de aquel ser había sido un acontecimiento que escapaba de la compresión de, al menos, el líder de los dragones. Decidió no darle más vueltas y limitarse a disfrutar de la presencia de la hermosa Sirena.

Asentí ante sus palabras, si que había sido raro y un poco siniestro, ya que, ¿que clase de ser puede tener el poder suficiente como para entrar en una guerra y pararlo todo de inmediato?.
Lo que sentí cuando vi a ese unicornio fue paz y tranquilidad y la sensación de que todo debía terminar ahora.
Lo ultimo que todos alcanzamos a recordar es como se quedo allí quieto esperando a que nos fuésemos.
-Supongo que, como en todo siempre habrá alguien que este de por medio y quiera lo contrarío a los demás.-dije pensativa mirando a Marco.

Ambos recordábamos perfectamente como nos miramos y tuvimos que darnos la vuelta junto con el bando de la oscuridad e irnos.

Marco asintió ligeramente ante las palabras de Amelia, era bastante probable que alguien estuviese detrás de todo aquello. Un títere capaz de mover los hilos de una criatura tan majestuosa, a la par que poderosa, como para detener a dos bandos impregnados en el furor bélico que solo una batalla a muerte puede generar. Debía de ser alguien peligroso, tendrían que tener mucho cuidado si no querían acabar criando malvas o algo peor...

- Tendremos que tener cuidado si de verdad existe ese alguien - comentó el dragón, con cierta preocupación en la voz. Aquel asunto podía llegar a ser algo verdaderamente peligroso y, pese a la seriedad y tranquilidad que le caracterizaban, no podía evitar sentirse, ciertamente, intranquilo, ante aquella posibilidad.

Sacudí la cabeza, intentando quitarme ese pensamiento de la cabeza. Me estiré y suspire relaja, el olor a mar siempre me producía un sensación de calma. Miré a Marco y le sonreí con cariño, siempre habíamos estado juntos, luchando codo con codo, recordaba con inmenso cariño las múltiples conversaciones por las noche en Acapulco.
Me agarre a su brazo y apoye mi cabeza en el, era fuerte.
-¿Que haríamos las sirenas sin tu inestimable apoyo, querido Marco?.-dije mirando hacia el mar. Desde que hicimos el pacto con los dragones no habían aportado inmensos beneficios, ademas de tener buena relaciones con ellos, lo cual facilitaba bastante los beneficios.

Marco esgrimió una pequeña sonrisa al escuchar las palabras de la hermosa Sirena y al ver como apoyaba su cabeza en su hombro. Movió ligeramente el brazo, para que esta pudiese apoyarse mejor y estuviese algo más cómoda. - Lo mismo podría decirse de los dragones - enunció, con relativa tranquilidad, mientras la miraba al tiempo que volvía a sonreír. - ¿Qué habríamos hecho nosotros sin vosotras? - dijo poco después, aun sin dejar de caminar y de disfrutar de la compañía que la joven dama le ofrecía.

Y, tras decir aquellas palabras, guardó el turno de palabra, disfrutando del silencio y la paz que aquella playa de fría arena y cristalinas aguas le ofrecía al son de la tan grata compañía que le ofrecía la Sirena. Si debía ser sincero, Marco se encontraba bastante a gusto en aquellos momentos.

Sonreí. Sabía que lo decía por educación, el era siempre tan educado y correcto que hasta el mas inútil quedaría bien con él. No, nosotras habíamos luchado con fuerza y valor en tierra y en el mar, tenemos un gran poder y gracias al control que tenemos con el agua hemos podido sacarle ventaja a cualquier situación, sin embargo, si no fuese por su ayuda en el aire los vampiros nos hubiesen sacado una gran ventaja.
Pero se suponía que eso era como todo, en un equipo todos se apoyaban mutuamente y nosotros los necesitábamos al igual que las nifas y los silfos a nosotras las sirenas, era una cadena de poder.
Me acomodé en su hombro y le miré, sus cabellos rubios brillaban con el sol.
-El sol te favorece, pequeño Dragón.-le dije con una sonrisa divertida en mis labios.

Marco no pudo evitar esbozar una sonrisa al escuchar las palabras de la Sirena, la verdad es que aquello había provocado que un leve sonrojo, apenas visible, tiñese ligeramente sus mejillas. Suspiró con cierto disimulo al tiempo que se rascaba la nuca con el brazo que tenía libre. - Si me dice eso la más hermosa de las damas, tendrá que ser verdad - dijo, aun con ese ligero sonrojo en las mejillas, el que era considerado, no solo el líder de los dragones, como el más serio de todos los que habían pasado por dicho cargo. Amelia era la única que lograba romper aquella aparente seriedad que siempre parecía estar presente en el dragón.

Marco miró por breves instantes a la Sirena, esbozando una nueva sonrisa dedicada solamente a ella justo antes de dirigir, nuevamente, su mirada al frente. Un nuevo suspiro escapó de sus labios al tiempo que sus ojos se encontraban con aquel hermoso paisaje aunque, si tenía que ser sincero, le alegraba mucho más la imagen de la joven sirena que el de la playa a la luz del sol.

Reí ante sus gestos, por lo general Marco solía ser con todo el mundo bastante serio y correcto, no gastaba bromas y ni mucho menos se sonrojaba, pero conmigo era totalmente lo contrario, es mas yo disfrutaba sabiendo que no era así y de vez en cuando lo torturaba.
Le di un pequeño codazo amistoso.
-No digas cosas absurdas...-dije bajando la vista hacia mis pies, me detuve y le miré.-para ser un gran dragón sabio a veces no dices nada mas que tonterías.-le dije meneando la cabeza divertida. Suspire y me quede un rato pensando en la complicidad tan grande que teníamos desde hacia años. A veces me negaba a mi misma todo lo que en realidad el significaba para mí por el bien de nuestro bando, evitando así implicarme demasiado emocionalmente en una batalla, ya que perder el control en una situación así podría ser mortal.

Marco suspiró, aunque no verdaderamente por las palabras enunciadas por la hermosa sirena, sino por la situación en la que se encontraba a causa de la misma y de su forma de ser. Daba igual que fuese un sabio dragón, como ella decía. Pese a toda su experiencia no había podido comenzar a sentir ciertas cosas por Amelia que, seguramente, no pudiese llegar a confesar debido a lo difícil de toda aquella situación. - Ya sabes, los más sabios a veces dicen las mayores tonterias - enunció con tranquilidad el líder de los dragones mientras volvía a suspirar, segundos después, nuevamente. No era una situación nada fácil, en ninguno de los temas en los que andaba "metido" aquel hombre que respondía al nombre de Marco y al apellido Vinográdov.

¿Cómo tratar aquel tema? No sabía como, él no era más que un dragón inexperto en temas como aquel, no sabía como debía actuar o ser... no resultaba fácil sentir aquellas cosas y no poder, ni saber del todo, como expresarlas.

Sonreí burlona.
-Tu no eres el mas sabio ni de asomo, dragoncillo.-le dije dándole otro codazo, alegre, me aleje un poco de el y me acerque al mar, el agua rozó mis pies y me hizo cosquillas, sonreí, era agradable.
Me gire y me volví hacia Marco, yo sabía que a el no le agradaba el agua, es mas la detestaba, pero a veces cuando quedábamos para hablar noches atrás, tenía que venir a Sidney porque para mi me era mas fácil controlar a los míos si sentían mi presencia en nuestras aguas.

-¿Te atreves?.-le pregunte burlona desde la orilla, en mis ojos se reflejaban el sol del atardecer, me apetecía darme un pequeño baño, normalmente las sirenas podemos estar fuera del agua bastante tiempo pero varias horas prolongadas serian demasiadas, lo que acabaría por debilitarnos en cierta medida.

Marco se encogió de hombros ligeramente mientras esbozaba una pequeña sonrisa para luego observar como la joven sirena se alejaba de donde el dragón estaba para acercarse al agua. Sus pies rozaron el agua, él se dedicó a mirar con tranquilidad pero sin acercarse demasiado a dicho agua, no le gustaba demasiado meterse al agua... era tan distinta la sensación de nadar a la de volar, se sentía un tanto intranquilo en el interior de aquel cristalino líquido.

- No sé... - dijo dudoso cuando ella le preguntó si se atrevía. Se acercó un par de pasos pero, al hacerlo, se alejo retrocediendo en uno de los dos dados. Se podía decir que sentía algo parecido al miedo, aunque más bien era respeto, hacía el mar. - ¿Segura que no pasará nada? - cuestionó temeroso.

Sonreí y me gire hacia donde estaba, me quede a unos cuantos centímetros de distancias.
-¿No confías en mi?.-le pregunte en voz baja, mirándole fijamente a los ojos mientras mis labios esbozaba una sonrisa de tranquilidad. Le cogí de la mano infundiéndole ánimos, al igual que yo había ido a un desierto con una temperatura superior a los 40º, el debería probar el mar, ver que aunque no era su elemento no iba a hacerle daño. A veces los dragones cuando planeaban desde el cielo lo veía evitar rozar el agua con sus zarpas, cosa que no entendía, ya que, si hubiese una lucha y alguno cayese nosotras podríamos ayudarles a salir, siempre y cuando no se pusiesen tan nerviosos como se ponen.
Le acaricie el pelo, absorta.
-Sabes que el mar responde ante mi, y yo nunca permitiría que te sucediese nada, Marco.-le dije con una voz un tanto entrecortada.

- Si, en ti si, y más que en nadie. No me fío del agua - dijo Marco. Y era cierto, confiaba en Amelia más que en cualquier otra persona, le confiaría su vida si fuese necesario puesto que sabía que ella jamás le fallaría y daría más de si que cualquier otra persona por ayudarle. Y el haría lo mismo por ella, daría su vida si fuese necesario... La miró fijamente por breves segundos al tiempo que sonreía y se dejaba llevar por ella, sus pies rozaron el agua y una sensación de frescor le recorrió el cuerpo entero. Un pequeño escalofrío sacudió su espalda y, a causa de la sal, no pudo evitar estornudar. Su olfato era más sensible de lo normal para cosas así.

Sonreí divertida y me adentré mas en el agua mas o menos hasta las rodillas, no quería entrar mas, me volví hacia Marco y le sonreí animándole a venir hacia mi lado.
-Es divertido ver como a vosotros, los dragones os da miedo las cosas mas maravillosas del mundo.-le dije cruzándome de brazos.
Permanecí quieta, sin moverme, no quería entrar mas, si lo hacía tendría que transformarme, hacía rato que mi gente me había llamado pero pro quedarme mas tiempo con él, no había respondido a su llamada.
Le mire, estaba tan vulnerable dentro del agua que casi no puede evitar sonreír con tristeza, no me gustaba verle tan indefenso.